viernes, 3 de julio de 2009

EL FASHION Y SUS ESTILOS DE VIDA

La belleza es subjetiva dicen por ahí, lo que es bello para unos, para otros puede que no lo sea… o tal vez hay quienes nos dicen qué debe ser bello y qué no.

El “fashion” o “moda” ha impuesto estándares que, al parecer, la mayoría de las personas se sienten de algún modo obligados a seguir, y me aventuro a decir que gran parte de la gente, ya no solo de fashion00nuestro país, sino del mundo entero ha dedicado gran parte de su vida a seguir las tendencias, convirtiendo esto en un estilo de vida, adquiriendo zapatos, accesorios, coches, pero sobre todo en la ropa –que es en lo que me voy a enfocar-, esto no solo a niveles de tipo cinematográfico o televisivo, pues es  curioso ver en cualquier parte, como la universidad o un centro comercial, la mayoría de las personas siguiendo estas reglas del “fashion”, vemos una especie de pasarela de marcas y tendencias que por más incómodas que parezcan, se siguen casi al pie de la letra, no importa el precio que haya que pagar. Lo malo no es solo cuando nos gastamos todo el sueldo, el problema es cuando el precio se paga con la vida.

Se le ha dado demasiado valor al aspecto físico en los últimos años, -usando la palabra “demasiado” en su más amplio significado, refiriendo a ser más de lo que debe-, tal vez en las últimas dos décadas es que todo esto ha tenido un gran auge. Muchos han abordado el tema en distintos medios masivos de comunicación, les comparto que mis compañeros en sus proyectos también han puesto entradas al respecto tocando el tema de manera especial, con videos, fotografías, noticias y testimonios que pueden parecer bastante rudos para ver y comentar en clase de siete de la mañana, pero no es nada más alejado a la realidad. En esta ocasión y como en todas las entradas de este proyecto, son opiniones personales con un poco de investigación, dirigido por supuesto a mi blanco favorito…

Otra vez son los medios de comunicación, que con los llamados ahora “artistas”, los “actores”, los modelos, los programas actuales de televisión de todo tipo y claro, los comerciales que para anunciar lo que sea ya es a través de un cuerpo muy delgado o con curvas que por más que digan, no pueden ser naturales, ah y ahora también hasta las caricaturas y los juguetes tienen ya tendencia “fashion” –no puede ser-, bueno pues todos estos son los detonadores de preocupantes situaciones que parece que también están de moda.

Tal como la colección primavera-verano, éste fenómeno provoca muchos de los problemas alimenticios y de autoestima que vivimos en estos días, pero ahora le voy a quitar un poco de peso a los medios porque quiero señalar un factor aún más cercano, existen otros que van afectando poco a poco, de manera casi imperceptible… y es la misma sociedad.

Aquí, en el nivel terrenal, en cualquiera de las esferas en las que nos desenvolvemos cada día, desde la familia, en el trabajo, la escuela, hasta una simple caminata en lugares públicos donde no se conoce a nadie. Este tema es uno de los más sensibles que puedo tocar ya que muchos, me incluyo claro, hemos sido víctimas de los ataques, tal vez inconscientes, que la gente va lanzando.

La “moda” se ha encargado de indicar por donde sí y por donde no, el “in” y el “out”, lo “fashion” y el “anti-fashion”… vaya, tantos conceptos que hay… pero esto no es el tema, el punto de esta entrada es la fijación hacia un cuerpo de una determinada forma. Claro que últimamente se ha tratado de cambiar la perspectiva, tratando de regresar al verdadero objetivo de no tener un anorexia sobrepeso, o sea, la salud, lo cual me parece perfecto, pero hay una clara contradicción pues justo después del comercial del IMSS en donde dan las facilidades para acceder a una ayuda para lograr un peso saludable, inmediatamente le sigue el anuncio de la revista de la mujer en ropas escasas o el hombre totalmente depilado en un diminuto intento de ropa interior.

La obesidad y sus consecuencias como la presión alta, el colesterol, la diabetes y otras más enfermedades consecuentes, sabemos que pueden ser mortales y son los verdaderos puntos a atacar, hay que hacer conciencia en que hay que sentirse bien y después verse bien; que es más importante tener un peso acorde a las características de cada uno y no a lo que marcan las tendencias; que necesitamos proteínas, minerales y tantas cosas que solo el alimento puede aportar, más que un guardarropa de pequeñas piezas para agradar al sexo opuesto, bueno, supuestamente para agradarnos a nosotros mismos pero yo creo que no es así.

Y es cierto, como nos vemos, nos tratamos, tanto al exterior y al interior. Al exterior con el continuo intento de agradar a los demás, recibir burlas y los comentarios, o simplemente con el rechazo de no poder integrarnos. Y peor, al interior. Con la baja autoestima y el sentimiento de menosprecio, ataques continuos frente al espejo, depresión… tantas cosas.

Así como el “fashion”, el sobrepeso -o la sensación tenerlo o el SEGUNDO LUGAR FASHION COVER querer estar delgado- es también un estilo de vida, pues no hay ropa en las tiendas en tallas grandes, las tendencias no son adecuadas para un cuerpo más amplio, la comida se vuelve un enemigo, la pena invade cada acto realizado y más cosas que hacen que se viva de esa manera.

Sí, el “fashion” trae varios estilos de vida, como la bulimia y la anorexia, que son trastornos que parece que la mayoría de los jóvenes, -y de nuevo, cada vez desde menos edad- que no tienen las bases suficientes para no dejarse llevar por lo material y el exterior, están prácticamente condenados a pasar, lo cual algunas superan, pero muchos más no, literalmente dan la vida por verse como alguna de las estrellas de moda, del “fashion”.

Algo esta pasando muy grave con la humanidad, ya casi logramos dejar totalmente a un lado lo que en verdad vale en el ser humano: los sentimientos, la moral, los valores, las buenas costumbres, la belleza, sí, pero sin riesgos, una belleza saludable y con todo esto poder lograr una felicidad plena, no aparente. Ser “fashion” es caro, puede costar hasta la vida… ¿vale la pena el precio?

Alimentemos bien nuestro cuerpo, pero sobre todo, alimentemos nuestro espíritu.

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