lunes, 22 de junio de 2009

VOTAR O NO VOTAR

 

El gran dilema del 2009.

Hay muchas cuestiones que afectan nuestro voto. Cierto, el pulso social dice –y me incluyo-, que estamos hartos de mentiras, corrupción, ilegalidad y abuso de poder. En una publicación anterior señalaba el problema de las campañas electorales, lo cual, en este tema, tendrá de nuevo importancia señalar. Refiriéndome en específico a la Ciudad de México, por ser competente en cuestión del territorio, y sin tendencia hacia ningún partido.

Una de las estrategias que hemos visto – no solo en este período electoral-, es incluir a una personalidad popular, ya sea para hablar bien del partido o como candidato. Esto lo señalo como un acto de lo más erróneo y abusivo, me parece que están aprovechándose no solo de la popularidad con la que pueda contar el personaje en cuestión, sino también de los ciudadanos, pretendiendo que pensemos que un actor o actriz, que jamás ha dado notas serias o alguna opinión sobre temas políticos o de relevancia para el país, tenga algún tipo de credibilidad ante el público votante, al igual que, haciendo de una deportista, una “ideal” candidata para llevar la administración de una delegación… O sea, que mientras más novelas haga un actor o actriz y mientras más rápido corra una velocista, ¿más apto será para la vida política?. Por favor, exijo un poco más de respeto a la ciudadanía.

Y como para variarle un poco a las ya viejas utilizadas tácticas, ahora encontramos una campaña de lo más absurda, queriendo apelar tal vez a algún sentimiento como la ternura, si me permiten referirlo como una especie de “chantaje sentimental”, ahora uno de estos tantos partidos transmite los mensajes a través de una pequeña niña que, sin menospreciar la inteligencia de los menores, aún no puede tener una opinión concreta y sólida para hacer llegar una idea política y que ésta sea bien recibida.

Si nos fuéramos al análisis de cada partido, encontraríamos de diferente forma el mismo mensaje “no votes por ellos, vota por mi”, cuando lo ideal sería que utilizaran ese tiempo en televisión y radio, que son los medios de comunicación con mayor fuerza, para transmitir sus ideas y propuestas, incluyendo, y esto lo enfatizo, el por qué sí son procedentes para el país, tanto por las leyes y tratados existentes, como para la realidad política y económica que estamos viviendo. Vamos, no dejar todo esto en un mero discurso político, sino llevar de la mano al empadronado, de tal manera que se vea una posible realidad en la que nos encontraríamos si es que votamos por ellos.

Pero nadie lo hace y todos sabemos la razón, la ambición de poder, el ocupar un lugar llamado “curul” o jefatura delegacional - en el caso de estas elecciones-, con lo cual solo han logrado que el tema general ya no sea por quién votar, sino votar o no.

Existe ahora una gran campaña llamada “vota en blanco”, cuyo lema es “LA ABSTENCIÓN ES APATÍA, VOTAR EN BLANCO ES PARTICIPACIÓN”. Campaña vota-en-blancoque pretende que de esta manera los ciudadanos que estamos en desacuerdo en cómo se lleva y se ha llevado tanto las campañas electorales como las representaciones en los distintos cargos de elección popular, hagamos notoria esta inconformidad señalándolo en la boleta electoral de una manera  específica, trazando un gran circulo y una gran X. Interesante propuesta, pero de un análisis poco profundo pero tal vez real encuentro que tiene un pequeño gran problema. Los militantes de cada partido SÍ van a votar, un voto en blanco lógicamente es un voto para nadie. En un pulso meramente empírico, si tomamos en cuenta cual de los partidos tiene más seguidores –sea por la razón que sea-, podemos saber sin necesidad contar los votos, quien será el “ganador”.

Pero lo que sí es importante es no entregarse a la abstinencia, el hecho de no ir a votar es una pérdida enorme para el país, además de que esa boleta no se va a quedar en blanco, el secreto a voces, es que ese voto se va a ir hacia algún partido.

Una ya conocida estrategia – si es que se le puede llamar así- en el caso de elección de diputados, es votar por el partido del ejecutivo federal, ya que así, las propuestas de éste serán fácilmente aprobadas y no nos encontraríamos como en varias ocasiones en un freno político porque los diputados de los partidos de oposición, no aprueban las propuestas, o quieren cambiarle, quitarle, aumentarle o moverle alguna cuestión con la que “no están de acuerdo”, lo cual simplemente lleva a que nuestro país simplemente no avance.

Lo cierto es que, sea la decisión que tomemos, empecemos a exigir y a pedir cuentas. En teoría, el trabajo de los diputados es representar a los ciudadanos, por eso es que ellos hacen las leyes, nosotros estamos cediéndoles el poder de ejercer nuestra soberanía, sí, ellos trabajan para nosotros, y como en cualquier modelo empresarial, tenemos la libertad de exigirles resultados.

Al exponer esto no se esta tratando de  transmitir una idea de un “Movimiento de Revolución II” o algo por el estilo. Estamos en una época en donde la razón debe de dominar nuestros actos, esto aplicado en cualquier tema, en el momento que logremos que esa fórmula funcione, es entonces cuando veremos los cambios que tanto anhelamos, pero no sentados frente al televisor quejándonos por los comerciales proselitistas, ni dejando nuestros comentarios en la mesa de un café o de una cantina, hay que utilizar los medios con los que contamos para mover las ideas hacia lo positivo, hacia lo que realmente necesitamos como país, tal vez logremos, como dice una vieja canción, una Revolución sin Manos. Esto solo se puede obtener a través de la denuncia, la propuesta, la exigencia, la observancia de la ley y de las buenas intenciones de querer que este país sea lo que realmente es, y no lo que aparenta ser.

México somos todos. El gritar fuerte “Gol”, o “viva México, la independencia y los héroes que nos dieron patria” y cantar llorando el Himno Nacional, sí nos hace honrar – de alguna manera- a nuestra patria, pero la mejor manera de hacerlo es demostrar que México es nuestro, a través de nuestro trabajo y preparación, respetando a nuestros paisanos, no tirando basura en la calle, siguiendo las leyes, en fin, hay tantas cosas que podemos hacer y que están a nuestro alcance, y por supuesto, defendiendo nuestra soberanía.

Yo sí voy a votar. Voy a votar por México.

1 comentario:

  1. Por lo pronto y antes que nada yo yambién me uno la grupo de los que aborrecemos la estrategia meramente medíatica de hacerse de una figuar pública por el solo hecho de ser eso, una figua pública. Todos tenemos derecho a ser votados, no es privativo de condición social o económica ni de si estudiaste (en dado caso) tal o cual carrera. El primer criterio debe ser la capacidad y el segundo el amor por la patria.

    Dicho esto tengo que agregar que tampoco simpatizo con la idea de anular el voto. Participaré de las próximas elecciones a pesar de la intensa mediática a la que estamos expuestos y no gracias a ella.

    Y es porque viéndolo desde un punto de vista Maratoniano por cada voto nulo la ignorancia avanza 1km y si la ignorancia gana entonces el juego pierde su chiste, fue una gran pérdida de tiempo, no pasó absolutamente nada.

    Por otro lado y continuando con la comparativa con el popular juego de mesa ochentero, las demás fichas verdes, rojas azules o amarillas son bien colmilludas y avanzan a su propio ritmo no al que quisieran los participantes, son cuates y se reparten los km a avanzar entre ellas aunque ante las camaras se destrocen, no importa, por fuera se llevan no porque se caigan bien sino porque les conviene seguir jugando de esta forma, avanzar de a poquito y sin llegar a la meta.

    Aún así, yo voy a votar, porque sigo esperando una fichita que se oponga a ese sistema de juego, sigo esperando una fichita que sí tenga su hueso pero que se lo gane, que saque su tajada pero que deje lago sustansioso a los participantes, sigo esperando a la fichita tipo Tommy Douglas, a la fichita que si quiera llegar a la meta y después volver a jugar.

    Si no voto ahora ¿cuándo llegarán los cambios?

    ResponderEliminar