domingo, 21 de junio de 2009

LAS CAMPAÑAS POLÍTICAS EN MÉXICO DESPUÉS DE LA REFORMA ELECTORAL

 

Desde hace poco más de un mes el Instituto Federal Electoral dio banderazo a los partidos políticos para iniciar sus campañas para las próximas elecciones que tendrán lugar el 7 de julio del presente año. Con la reforma electoral recién aprobada hace menos de un año, se tienen ciertas restricciones para llevar a cabo dichas campañas, lo cual, en su momento, desató una fuerte discusión por parte tanto de los partidos políticos como de los medios de comunicación, ya que uno de las principales y más notorios cambios que arroja esta reforma es una limitante a la forma de llevar a cabo las campañas y las opiniones sobre estas. Me refiero en específico a las quejas que expusieron basados en una supuesta violación a la Libertad de Expresión, garantía consagrada en el artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en este trabajo me limitaré a analizar los efectos que ha tenido para con los partidos políticos que son, claramente, los principales protagonistas.

Los partidos políticos tienen su razón de ser, nuestra Carta Magna en el artículo 41 prevé los derechos y obligaciones con que cuentan, dándoles personalidad jurídica, normatividad, patrimonio y generalidades, de este artículo emanan las demás leyes que deben cumplir para un buen ejercicio de su fin político.

Las campañas políticas se crearon para dar a conocer a los candidatos, sus propuestas, las ideas que tengan para mejorar al país, dependiendo de la elección de la que se trate, pues un candidato presidencial tiene que ofrecer toda una estructura de la administración pública, dar a conocer a los que serán su equipo de trabajo, una completa y redonda forma de trabajo que incluya no solo el poder federal, sino también a los estados en su libertad y soberanía, trabajando en conjunto las tres esferas de gobierno, que aunque cada una tenga su autonomía, no cabe duda que la representación de todo un país va a recaer sobre él. Y ni hablar de los candidatos para la legislatura, pues son ellos quienes propondrán iniciativas y propondrán las leyes por medio de las cuales se regirá todo el país. El fin principal de las campañas es saber a quién le estamos dando nuestro voto, el cual tiene un valor incalculable, ya que como expuso Rousseau, es un contrato social del cual todos participamos cediendo la representación de nuestra soberanía en aquellas personas que están dispuestas a tomar el cargo, el cual protestan tomarlo con la seriedad y la responsabilidad que este infiere.

Para lograr este objetivo, el Instituto Federal Electoral otorga un presupuesto económico a cada partido para llevar a cabo sus campañas, el cual consta de millones de pesos. Según el Centro de Estudio de las Finanzas Públicas “El proyecto de presupuesto para 2008 que presentó el IFE asciende a 8 mil 613.0 millones de pesos. Del monto total del proyecto, 5 mil 550.8 millones de pesos, el 64.4 por ciento, corresponden a gastos de operación y 3 mil 062.2 millones de pesos, el 35.6 por ciento, al financiamiento público de los partidos políticos y agrupaciones políticas nacionales.”  [http://www.cefp.gob.mx]

La nueva ley electoral, entre otros cambios no menos importantes, prohíbe específicamente exponer en los principales medios de comunicación campañas notoriamente agresivas, que atenten contra la moral y las buenas costumbres, que tengan contenido vejatorio hacia los adversarios y que promuevan ideas negativas para los ciudadanos votantes, pues el propósito del proselitismo político es dar a conocer las propuestas de cada partido, convenciendo a los ciudadanos que la suya es la mejor y, por lo tanto, conseguir así su voto.

Desde elecciones pasadas, me permito recordar las elecciones presidenciales para el mandato del año 2000, así como las similares del 2006, encontramos que desde entonces los partidos políticos decidieron manejar campañas de ataque, con contenidos altamente negativos y agresivos, incluso vulgares, lo cual hizo que se convirtiera más que en una limpia competencia, en una lucha de creatividad para demostrar quién de los candidatos era peor, quién miente y quién no debería estar en el poder, sacando a relucir cosas de su pasado, videos, fotografías, documentos, en fin, una serie de “pruebas” para demostrar que no se debía votar por aquel a quien se ataca. El bombardeo de spots televisivos, la tapicería urbana de los candidatos, las llamadas telefónicas, cartas enviadas por correo ordinario, en fin, los partidos políticos se valieron de todo medio para hacer llegar sus ideas, o mejor dicho, sus ataques. Pero de propuestas, pocas puedo recordar, ya que en la mente del mexicano se quedó aquella canción o aquel lema que atacaba al candidato del partido oponente y no el pliego de trabajo con el cual cada candidato se debe comprometer a cumplir al haber llegado al poder.

Este no es el sentido de las campañas, insisto. Los ciudadanos debemos conocer al que nos va a representar, creo que se nos ha olvidado el sentido estricto de la democracia, ya que el poder del pueblo, la bien llamada y poco respetada soberanía que detenta el pueblo, la estamos cediendo a los que se pretende que nos represente y tome las decisiones políticas para mantener un sinfín de equilibrios que el país necesita, entre ellos, el equilibrio económico, político y social, que a mi parecer, son los 3 pilares de un país. Cada uno de los ciudadanos debería de ir convencido de que está votando por una propuesta, no por un color o por una persona en específico, lo que requiere el mexicano es que aquel que llegó al poder, sea cual sea, gracias a su voto, lo respete como tal y cumpla con las expectativas que hizo que esa persona acudiera a las urnas y depositara su voto, que es en realidad un voto de confianza.

La ley es muy clara, este año 2009, también año de elecciones en el que elegiremos a nuestros representantes para la siguiente legislatura tanto federal como local en el caso del Distrito Federal, encontramos campañas un tanto diferentes, sin ataques ni insultos, ahora abordan temas sociales, la falta de seguridad, de empleo, de seguridad social, en fin, temas que no son nuevos y que al parecer han ido en declive y que los presidentes de los partidos políticos y algunos de los candidatos han expuesto en forma por demás extraña.

Los diferentes partidos han tomado caminos diversos para mandar su mensaje a la población. Hablando de las campañas en los medios masivos de información: algunos cambiaron los insultos por actuaciones dignas de una telenovela, otros exponen su discurso en forma solemne con imágenes de los diferentes grupos sociales, tal vez para apelar a la lástima o a la identificación que pudiera tener algún ciudadano con aquel acto. Las propuestas que se podrían rescatar de esto son vagas y confusas, simplemente se dedican a decir qué está mal en el país y que es un problemas que ellos pueden resolver, pero ¿cómo?, al parecer solo lo sabremos si votamos por ellos. En cuanto a las calles, este siempre será un problema, pues es común desde siempre que los candidatos muestran su imagen en amplios carteles por toda la ciudad con la frase que representa su campaña, el color de su partido y la exhortación para votar por ellos, si bien es cierto que este año ha sido menos, de todos modos este sigue siendo un problema pues todo ese material utilizado terminará convertido en basura electoral.

Al parecer todo va conforme a derecho, aunque el sentido de las campañas sigue perdido, no son campañas reales de propuestas de gobierno, es un mero cumplimiento a algún protocolo que establece que los partidos se deben dar a conocer, para ver físicamente quienes estarán en los curules representando la voz del pueblo y saber quién es de cual partido. Las elecciones se han limitado a una guerra de colores, no de tendencias políticas, una lucha de poderes para ver quién puede más.

Me parece importante señalar que, en los medios que pueden ser castigados por las leyes aplicables, los partidos políticos han hecho lo que se les permite, ya he mencionado el tipo de campañas que ahora exponen, pero nos queda un punto importante que la tecnología ha puesto a disposición de nuestros candidatos: la utilización del Internet. Este medio está libre de coacción, las leyes penales han sido superadas por este medio, hablando por ejemplo de los derechos de autor, pues aun no se tiene una normatividad que delimite e imponga un castigo real. Y para el tema que nos atañe, el Internet ha servido como escape perfecto a todo lo que los partidos no pueden hacer a la luz de la ley, pues podemos encontrar las mismas campañas negativas y agresivas del pasado, en páginas de videos o de opiniones personales como los llamados blogs, los personajes de la política dan rienda suelta a todo aquello que quieran decir, con lo cual le dan la vuelta a la ley.

Resulta difícil decir la real eficacia de las campañas electorales, el IFE, en un intento de detener la violencia entre los partidos hizo una reforma a la ley, de la cual el cumplimiento ha sido meramente superficial, aunque dudo que en algún momento se pueda regular para así encaminarla al verdadero propósito del proselitismo político, entre otros problemas que emanan de este tema.

La realidad tomada de un pulso social, es que el ciudadano en general no hace un voto consiente, sino un voto de conveniencia, no se vota por una propuesta, sino por un color, se otorga el poder al partido, no al candidato. La realidad empírica de las campañas es que solo es una época de molestias, donde se interrumpen los programas, se llenan las calles de carteles, se ocupan espacios públicos con mítines a los cuales solo acuden los mismos miembros de los partidos.

El interés se ha perdido, a la par de las campañas políticas se hace una campaña electoral en la cual el IFE, en un intento de promover la democracia, trata de promover el voto como la voz del pueblo, como el medio por el cual todos podemos participar de la política, que el hecho de no votar es una especie de traición a nuestra forma de gobierno, creo que es un buen intento, pero es necesario crear un vínculo entre esta obligación del ciudadano de votar consagrada en nuestra Constitución en su artículo 36, el cual también es un derecho por la simple conformación de nuestro sistema político, en conjunto con buenas campañas para que el mexicano vaya convencido del por qué y del por quién votar.

Tal vez lo que ha llevado al desinterés por la vida política es el enfrentar la realidad de cada año, la mala imagen que se tiene de nuestros representantes, la poca ética con la que llevan a cabo sus cargos y, por supuesto, el hecho de que no se siente que las cosas mejoren. Me queda claro que hay que ir a votar, pero…

Y después de las elecciones ¿Qué?

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